Casa de Muñecas
Representada por primera vez en 1879, Casa de muñecas provocó una gran controversia al plantear la negativa de una esposa a seguir siendo para su marido la dócil mujercita sin autonomía alguna a que la sociedad la tiene acostumbrada. La protagonista, Nora, aparenta ser feliz en su matrimonio. Sin embargo, un episodio sombrío se proyecta sobre su alegría: años atrás se vio forzada a recurrir a una falsificación para obtener un préstamo con el que costear el tratamiento médico de su marido. A medida que la tensión del conflicto aumenta, la monotonía burguesa de la protagonista se convierte en un nudo corredizo que la va dejándo sin aire, y Nora observa impotente la imposición de todo un mundo de valores contradictorios que amenazan su idea de felicidad.