Archivos de Categoría Irène Némirovsky

Suite Francesa

El descubrimiento de un manuscrito perdido de Irène Némirovsky causó una auténtica conmoción en el mundo editorial francés y europeo. Novela excepcional escrita en condiciones excepcionales, Suite francesa retrata con maestría una época fundamental de la Europa del siglo XX. En otoño de 2004 le fue concedido el premio Renaudot, otorgado por primera vez a un autor fallecido.

La Presa

Publicada en 1938 en un ambiente de acusada precariedad y frustración a causa de la prolongada depresión económica, La presa es otra gran obra de Irène Némirovsky, cuyo magistral retrato del sufrimiento moral no ha perdido ni un ápice de fuerza para los lectores contemporáneos. La dramática historia narra el ascenso y caída de un joven de origen modesto que logra casarse con la hija de un banquero, y, como en otras novelas de Némirovsky, el destino de quienes aceptan definirse a sí mismos en términos superficiales y vanos es inexorablemente lacerante.

Las Moscas del Otoño

La anciana Tatiana Ivanovna ha dedicado toda su vida a servir a sus señores, los Karin, a quienes ha visto nacer y crecer en la mansión de Sujarevo, en las inmediaciones de Moscú. Cuando la familia se ve obligada a huir por la Revolución de Octubre, la fiel criada termina por reunirse con ellos en París, donde, a pesar de que los Karin han perdido su posición social y su fortuna, continúa a su servicio en el modesto apartamento en que residen. Supervivientes de un mundo perdido, los Karin y su sirvienta necesitarán olvidar para salir adelante, pero la vieja Tatiana nunca deja de soñar con su tierra natal, ni de sufrir para adaptarse a la vida en un lugar donde las primeras nieves no llegan hasta pasado el otoño.

El Maestro de Almas

Elogiada y admirada por su destreza para crear personajes verosímiles, de rasgos profundamente humanos, Irène Némirovsky da prueba una vez más de una incisiva caracterización psicológica en esta novela sobre el desarraigo y la azarosa búsqueda de reconocimiento social. Némirovsky describe con implacable lucidez la figura del advenedizo en el París de los años treinta, donde poderosos señores y elegantes mujeres de mundo conviven con una corte de vividores, menesterosos y canallas que pululan por la ciudad, conformando un mundo de mil caras fascinantes.